Soy de la idea de que un enclave siempre puede aportar algo más que aquello que ya habíamos fotografiado o incluso, que aquellas ideas de otros fotógrafos que nos inspiraron y sobre las que nosotros mismos también hemos trabajado.
Un nuevo punto de vista, nuevas luces, la inclusión o no de un primer plano, encuadres desde otra altura u otro ángulo, diferentes tiempos de exposición, etc.
Este es el caso de la fotografía adjunta.
Realizada en la Cala dels Frares en Lloret de Mar (Costa Brava), el atardecer no iba a aportar muchas alegrías de color al cielo, y como es un lugar en el que he trabajado muchas veces, decidí tomármelo con calma, y disfrutar del momento buscando nuevas posibilidades.
Siempre me he sentido afortunado al disponer de un lugar tan fotogénico y próximo, en el que las formaciones rocosas son un "regalo" para la vista del fotógrafo, y un reto para buscar nuevas composiciones más allá de las "clásicas" y bien conocidas del lugar. Cuando salimos de ellas, la cosa se pone bastante difícil, se rompe la armonía, y es muy fácil que la imagen no sea más que un conjunto caótico de rocas sin orden ni concierto.
En este caso se jugó desde una posición distinta y más elevada aprovechando los tonos turquesa del cielo y mar, buscando un cierto orden compositivo en la disposición de las rocas.
Espero haberlo conseguido.
Nikon D2x, AF-S Nikkor 17-35 F2.8, polarizador, DN 0.6, DN 0.9, tripode, Raw, ISO 100.
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