Como ya
he comentado en alguna de mis entradas anteriores, los serbales (Sorbus domestica) son para mi
gusto los arbolitos quizás llamativos en la época otoñal, pues despliegan una
variedad de colores que van del verde al rojo intenso pasando por amarillos,
naranjas y ocres, con el atractivo adicional, que en los días de cambio en los
tonos de las hojas, todo la gama se puede mostrar en un mismo ejemplar. Un
regalo para la vista y un preciado bien fotográfico.
Llevado
a un extremo, pues no es muy usual, el ejemplar que protagoniza esta entrada
estaba teñido, casi en exclusiva, de un intenso color rojo carmín, lo que le
confería unos poderosos atractivo y fuerza visual.
Con el
objeto de aprovechar al máximo el potencial de este árbol, decidí centrarme
exclusivamente en su hojarasca sin permitir que elementos extraños pudiesen
distraer la atención del sujeto, por lo que trabajando con una focal media, se cerró
mucho en encuadre, de modo que la presencia de las hojas que llamaron mi
atención protagoniza, por no decir monopoliza, el protagonismo visual de la imagen.
Capcir, Francia.
Nikon
D2x, AFS Nikkor 70-200mm VR ED f/2.8, polarizador, trípode, Raw, ISO 1oo.