Perteneciente a la serie "ENTRE AMAPOLAS", la imagen que encabeza este post presenta dos signularidades que me parecieron atractivas en el momento de realizar la toma:
Por una parte, con el cereal bastante crecido dada la época en la que se realizó la sesión, las amapolas destacaban principalmente en la parte superior del campo creando una franja de color muy llamativa, y por otra, un pequeño talud en la parte posterior acentuaba el contraste y las amapolas resaltaban aún más si cabe.
Por último, en la parte superior de la imagen, una franja de amapolas junto a otra parcela totalmente verde completamente fuera de foco ambas, aportan contexto y continuidad visual.
Tengo la suerte de que cada invierno suelo coincidir con por
lo menos una helada generosa sobre uno de los arroyos de montaña que acostumbro
a frecuentar en mis salidas fotográficas.
En concreto, la imagen que nos acompaña fue realizada el
invierno pasado en una de las curvas umbrías del mencionado arroyo, en la que
se conjugaban tres elementos que a mi juicio ofrecían una buena oportunidad
fotográfica.
“Bravío”, que así se titula la imagen,se basa en el
contraste que se da entre una cobertura helada formada por las salpicaduras de agua y muy iluminada, y el
discurrir del agua en el lecho formado unas estelas que por tono y textura
contrastan con el hielo.El apunte final
lo aporta la roca situada en la oscuridad de la zona inferior izquierda, que ajusta
la composición de la fotografía.
Vivimos tiempos de ebullición en la
fotografía de Naturaleza, en los que se prodigan talleres, festivales,
quedadas, formaciones, presentaciones de libros, exposiciones y
movimiento en las redes sociales.
Hoy parece que sin un número mínimo de “likes”
en Facebook o twitter, sin aparecer, relacionarse, y si es posible,
presentar públicamente tu trabajo en los principales eventos sobre la
fotografía de naturaleza de nuestro país, sin promocionar una nueva
exposición e intentar llevarla más allá de los límites en los que la
enmarca la sociedad que nos toca vivir, o intentar que nuestro trabajo
quede perpetuado para los anales en una publicación de entidad, por no
hablar del sueño definitivo de que sea publicado en un
libro o formar parte del elenco ganador de un concurso de prestigio que
nos permita trascender como autores, tendemos a sentir que quizás no
somos nadie…
No seré yo quien haga crítica a este “status quo”,
no cuando, como coordinador del colectivo Portfolio Naural,, mis prioridades van en
la línea de conseguir cada vez un paso más en la búsqueda de la
trascendencia como grupo de fotógrafos con alma un tanto artística. No
cuando, desde mi proyección personal, creo que cualquier proyecto sin
una estrategia bien estructurada y dirigida a medio-largo plazo basado,
por supuesto, en la calidad de nuestro trabajo sin la que no tiene
sentido el inicio de un recorrido, pero necesariamente acompañado de una
mentalidad un tanto estratégica y orientada al mercado, tendría pocas
posibilidades de futuro.
No
obstante, y una vez dicho esto, me parece sano saber detenerse de tanto
en cuando y dejar pasar un poco de tiempo liberándonos del frenesí, la
ambición de progreso, y por qué no, de ciertas rivalidades surgidas en este
caminar, para intentar recuperar el sabor de los orígenes de una
actividad pura, honesta e ilusionada en sus inicios y en muchos casos
cimentadas en la infancia, pero siempre caminante bajo la amenaza de
perder su inocencia en la búsqueda de la trascendencia.
Por ello, quiero recordar desde estas
líneas cierta sensación de nostalgia referida a esos orígenes, a las
salidas al campo con inocencia ilusionada de la búsqueda de la luz
mágica en los momentos dorados o de la hora azul, a los sueños de
creación dando nuevos pasos en nuestras progresiones fotográficas, a la
admiración pura, sincera y exultante en el descubrimiento de aquellos
trabajos de otros fotógrafos que posteriormente serán compañía e
inspiración en nuestro caminar, a las relaciones de amistad que se han
ido tejiendo ilusionadas entre nosotros, fotógrafos soñadores de
progresión.
No olvidemos las bases sobre las que
progresamos, y no dejemos de intentar progresar sin renunciar a ellas,
pues este es un equilibrio tan delicado como precioso, un equilibro que
debemos de intentar cuidar con mimo, y evitar que se pueda romper, pues
cuando lo hace, siempre se rompe algo muy valioso en nuestro interior,
tal vez el motor y guía principal del itinerario sobre el que transita
nuestra progresión.
Tengo el orgullo y la satisfacción de haber podido
contribuir con cinco de mis imágenes, una de ellas, "Esbozo",como portada del artículo, a la galería ARBOLES publicada en el número
16 de la revista digital Agenda IRISque edita AEFONA (Asociación Europea de Fotógrafos de
Naturaleza), máxime, cuando el eje argumental de la galería es uno de mis motivos
fotográficos preferidos.
Los títulos de las imágenes de izquierda a derecha y de
arriba abajo (rodeando a la portada del número dela revista)son:"Esbozo", "Sauce", "Con sus mejores
galas", "Engalanado" y "Frágiles".
Quiero agradecer desde estas líneas a AEFONA
y en concreto a Carlos Dorado, responsable de la edición
de este número, por el interés demostrado en mi trabajo.