No es fácil encontrar troncos caídos o arrastrados por el mar, con textura y formas atractivas y que además estén depositados en un punto que nos permita componer con el paisaje de modo equilibrado, es más diría que cuando esto se produce estamos de suerte.
En uno de los rincones de la Cala de Sa Boadella (Lloret de Mar, Girona) un magnífico ejemplar de árbol seco había caído sobre las rocas tras los temporales de días anteriores. El cielo despejado ayudó a resaltar formas, disposición y texturas de los dos elementos. Como broche la luna llena acompañó a la sesión, tan solo hubo que espera a que se situase en el lugar adecuado.
Nikon D2x, AF-S Nikkor 17-35 F2.8 ED, Polarizador, DN 0.9, trípode, cable, Raw.
Estupendo trabajo, la foto es preciosa u es un placer pasar por tu blog.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias por tu apoyo y amables comentarios José Ignacio.
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