Este es uno de mis rincones favoritos que suelo frecuentar todos los
otoños.
De acceso cómodo, y en un entorno privilegiado, la superposición de estos
dos árboles siempre me da alguna sorpresa ya sea en verano o en el invierno
recién iniciado. Los frutos que aparecen en las ramas de un arce en primer
plano, de un rojo llamativo, siempre aportan una nota de color a la escena, por
muy mortecina que sea la luz y por muy desnudo de hojas que se encuentre el árbol
en segundo plano.
El otoño del año pasado estuve de suerte, en el arce ya yo quedaban hojas,
pero sus frutos resaltaban con mucha fuerza, mientras que para mi alegría, las
tramas situadas detrás mantenían aún la mayoría de hojas con sus mejores galas.
El secreto de la composición se centró en desplazarme hasta que la
superposición de los dos árboles se ajustase a la imagen que tenía en mente.
Como resultado, un contraste de lo más vistoso iluminado tenuemente por una
suave luz trasera.
Una imagen de lo más clásica que espero os guste.
Cerdanya francesa.
Nikon D2x, AFS Nikkor 70-200mm f2.8 VR ED, polarizador, trípode, Raw, ISO
100.
No hay comentarios:
Publicar un comentario