Fotografía realizada hace un par de inviernos en uno de los
arroyos de montaña que suelo frecuentar y procesada en blanco y negro con el
objetivo de fomentar el contraste de texturas entre el fluir del agua y la
superficie helada de las rocas entre las que transita.
Si bien la imagen original tiene su atractivo dados los tonos
azulados debido al ambiente umbrío de la zona en la que fue realizada la
imagen, considero que el trabajo en monocromo me permitía acentuar aún más el
contraste mencionado trabajado con una exposición larga.
Al final todo es una cuestión de gustos, pero creo que esta
era una buena opción para ser presentada en escala de grises.
Espero os guste.
Cerdanya francesa.
Nikon D2x, AF-s Nikkor 70-200mm f2.8 VR ED, polarizador,
trípode, RAW, ISO 100.
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