Y es que no todo es mirar al horizonte e intentar componer sobre los paisajes conocidos. A veces, o mientras esperamos a esas luces ansiadas, merece la pena darnos la vuelta, ver el espacio que tenemos a nuestras espaldas, y buscar oportunidades visuales dejando volar la imaginación.
En este caso la textura de las rocas sobre la que se hallaba posado el canto sugería el procesado de la imagen en un blanco y negro de medio-alto contraste.
Espero que os guste.
Nikon D2x, AF-S Nikkor 70-200 F2.8 VR ED, polarizador, trípode, Raw, ISO 100.
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