Imaginamos aquella imagen que hemos pre visualizado para la que parece que el día será propicio, y nos dirigimos con cierta ansia y celeridad al escenario que creemos propiciará su encuentro, absortos en la idea y deleitándonos con lo que desde un cierto grado de ensoñación pensamos conseguir.
Muchas veces no vemos lo que tenemos a nuestro alcance en la búsqueda de esa imagen.
La fotografía que acompaña a estas líneas fue tomada durante este otoño en uno de esos días.
Me dirigía por segunda vez durante el fin de semana a una de las localizaciones de mi preferencia con la idea en mi mente de las imágenes que quería obtener, ahora con el estado de ánimo bastante templado, puesto que en la primera sesión había sentado las bases de mi objetivo para ese fin de semana.
Fué torcer una curva entre las callejuelas de la última población camino de mi destino y encontrarme con este regalo: Un tapiz de hiedra vestía sus mejores galas en un rojo intenso sobre el muro de una propiedad privada.
Este encuentro permitió captar una de las mejores tomas de la jornada.
No olvidemos estar atentos a los detalles.
Cerdanya francesa.
Nikon D2x, AF-S Nikkor 70-200mm f2.8 VR ED, polarizador, trípode, Raw, ISO 100.
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