Una
imagen de costa siempre refresca tras pensar en bosques y más en la época en la
que nos adentramos.
Como en
todos los motivos, el paisaje siempre ofrece posibilidades más allá de lo
meramente evidente, y a veces, el centrarnos en aspectos que a priori pueden
parecer secundarios nos permite obtener imágenes que por sí solas llegan a
tener tanta o más fuerza visual que una perspectiva más completa y más al uso
del entorno paisajístico en el que nos encontramos.
La
imagen que nos ocupa en esta entrada bien puede ser un buen ejemplo de lo
comentado. Durante una de las sesiones al atardecer en una de las calas de mi
predilección e la Costa Brava, y una vez finalizado el trabajo con el motivo
principal pues la luz no acompañaba más, decidí centrarme en este grupo de
rocas costeras sobre las que batían las rocas.
Dado
que la luz era ya escasa, un poco más allá de la hora azul, y que el oleaje
acompañaba con cierta alegría, el trabajo con una exposición de varios segundos
ayuda a transmitir esa imagen a la vez de serenidad y cierta inquietud que
siempre acompaña a los rompientes costeros. Los tonos azules contribuyen a acentuar ambas sensaciones.
Costa
Brava, Girona.
Nikon
D2x, AFS Nikkor 70-200mm f2.8 VR ED, polarizador, trípode, RAW, ISO 100.
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