lunes, 5 de septiembre de 2016

Medas


Siempre es grato que las personas se fijen en tu trabajo y lo valoren, y esa sensación se acrecienta cuando alguien decide contratarte para realizar una imagen con la que decorar el salón de su casa.

El caso es que una persona de origen belga, que pasa largas temporadas en la Costa Brava y que es una enamorada de las islas Medas, me encargó, basándose en eltrabajo que conocía a través de mi web, una visión de estas algo fuera de lo convencional para poder realizar una ampliación de gran tamaño y decorar con ella el salón de su casa de Bruselas.

Dicho y hecho. Para poder generar un archivo lo suficientemente generoso para la superficie de impresión inicialmente planteada, algo más de tres metros, decidí dejar descansar a mi vieja Nikon D2x y alquilé una Nikon D800, que con sus 36 MP permitiría dar un resultado bastante aceptable uniendo entre 5 y 7 imágenes en horizontal.

Ya en el terreno, el tiempo no acompañó en absoluto. De las 4 veces que me desplacé a la zona, dos amaneceres y dos crepúsculos, en la primera la visibilidad era nula, tanto que aunque delante de las islas, me habrían tenido que garantizar su presencia pues no se veían en absoluto, en la segunda, la lluvia me acompañó conduciendo ya desde mi origen hasta llegar a la zona de trabajo y como era de imaginar, una vez allí no disminuyó en toda la mañana imposibilitando la posibilidad de trabajo, pues en este caso se trataba de un amanecer, y en la tercera, que se trataba de un atardecer, si bien la luz parecía más adecuada, el resultado tenía poco de original y mucho menos de personal.

Y así son las cosas, ya en el último amanecer, sin tenerlas todas conmigo, salí a la posible búsqueda de esa luz rosada con que en ocasiones nos regala el día, pero tampoco, fue una amanecer frío al que los "fuegos de artificio" no parecían acompañar.

Aun así parecia que se podía trabajar en una línea diferente, algo más personal, por lo que me centré en los tonos fríos y azules con los que se vestían las primeras luces bastante antes del amanecer, acompañados de un cielo de lo más encapotado que no traía presagio alguno de venir acompañado de luces cálidas.

El resultado, realizado media hora antes del amanecer, es la conjunción de 5 imágenes fotografiadas en vertical con una exposición de 30 segundos para cada una de ellas y unidas informáticamente.

Un filtro degradado neutro acentuaba la sensación de galerna, y las exposiciones de 30 segundos garantizaban el registro de la luz del faro situado en la isla mayor y convertían el oleaje de la costa en un mar de sedas.

Nikon D800, Nikkor 70-200mm f 2.8 VR ED, polarizador, DN -0.9 EV, trípode, Raw, ISO 100.

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