El ocaso en soledad en esta playa tan especial, es siempre una experiencia inolvidable.
Tras la puesta de sol, con los últimos resquicios de luz del crepúsculo, se realizó esta toma en la que se destacan las formaciones del flysh introduciéndose en el mar y convergiendo hacia el horizonte.
Como base de partida visual a la perspectiva formada por el flysh, se incluyeron en el primer plano unos cantos rodados o "bolos", según les llaman por esas latitudes.
El color gris azulado que reflejan tanto las rocas como el agua, y la textura y morfología del flysh, aportan una atmósfera a la imagen, que yo calificaría de gótica.
Nikon D2x, 17-35 F4-5.6, polarizador, DN-3, trípode, cable y espejo levantado, Raw, ISO 100.
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