Podemos encontrar composiciones atractivas en lugares insospechados. La intención de esa jornada era la de fotografiar detalles de un arroyo que discurre en la base sombría de un cañon y tratar de jugar con los reflejos de la roca iluminada en la superficie del agua. Tras realizar una serie de estas imágenes, de vuelta al camino, las paredes del cañón muy castigadas por el agua, el hielo, los cambios de temperatura y la humedad constante de la zona sombría mostraban un sinfin de formas y colores, que a pesar de frecuentar este itinerario , me habían pasado desapercibidos.
Una óptica macro me permitió poco a poco ir descubriendo y desvelendo la cantidad de posibilidades fotográficas que podían ofrecer esas rocas. En la imagen adjunta, las diferentes texturas y colores de la roca, contrastaban con estas marcas semielípticas dispuestas en línea fruto de la huella de la humedad constante de esta zona.
La morfología y sucesión de estas marcas pronto me recordaron a unas pinturas rupestres, de ahí el título de la fotografía.
Nikon D2x, Macro 150 F2.8, polarizador, trípode, Raw, ISO 100.
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