viernes, 15 de abril de 2011

Mares de seda


En la costa, me gustan los ocasos, tanto o más que las puestas de sol.

Tras los momentos de la puesta en los que intentamos captar los últimos destellos del sol y su iluminación en el paisaje, acompañados de un cierto frenesí fotográfico por aprovechar esas luces según los encuadres previstos o localizados previamente, parece que una vez que el sol se ha puesto acaba la sesión.

Para mí, empieza una segunda sesión, más sosegada.

En primer lugar el sol ya ha dado de sí lo que nos deparaba para ese día, con lo que podemos relajarnos e intentar aprovechar las últimas luces del día y el contraste de los tonos azulados que va cogiendo el mar, con los colores con los que se tiñe el horizonte, y siempre nos queda la incertidumbre de si las nubes se teñirán de rojo, naranja, rosa o lila.

Por otra parte parece que el día se calma, y si estamos en verano una suave brisa anos acompaña muchos de los días. Dado que la luz es ya residual podemos alargar varios segundos la exposición acentuando el efecto sedoso en el agua.

Una vez a oscuras, recogemos el equipo y nos retiramos en soledad, ahora sí, con la sensación de haber completado la sesión.

San Juan de Gaztelugatxe. Vizcaya

Nikon D2x, Nikkor AF-S 17-35 F2.8, polarizador, DN 0.9, trípode, Raw, ISO 100.

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