Los atardeceres, salvo claras excepciones tienden a ser un tanto inciertos en cuanto a los tonos que nos brindará el cielo, pues en muchos casos, hasta que el sol ya se ha ocultado no tenemos certeza alguna como terminará el día.
Del mismo modo, las nubes que puedan estar en el cielo podrán tomar, o no, esos tintes anaranjados, rojizos o rosados, según el día y el momento, que permitirán completar la imagen que teníamos pensada.
Esta fotografía no es una excepción y corresponde a una sesión en la que todo apuntaba a acabaría con pocas alegrías en cuanto a la iluminación de las nubes.
Ya en el último momento y con poca luz en la cala en la que se realizó, el cielo se tiñó de estos tonos rosados durante a penas un par de minutos. El tiempo justo para realizar dos tomas, y la satisfacción por no haber cedido a la impaciencia y haber esperado hasta el último momento.
Costa Brava (Girona).
Nikon D2x, AF-S Nikkor 17-35 F2.8, polarizador, DN-2, DN-3, trípode, Raw, ISO 100.
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