De nuevo intentando transmitir esa sensación íntima de hallarse inmerso en el paisaje.
Para ello se jugó con la profundidad de campo reducida al mínimo, y se intentó aislar a la amapola de la izquierda del resto intentando equilibrar la composición con el grupo de la derecha fuera de foco.
Para completar la fotografía, esta se realizó situando al fotógrafo tras unas flores amarillas situadas entre este y el grupo de amapolas, de modo que el empleo de una abertura de F4.5, centrada en la amapola enfocada como se ha comentado, desenfocaba totalmente a las amarillas aportando esas pinceladas como contrapunto de color a la imagen.
Por último en el procesado, la fotografía se recortó en el extremo superior para dar esta visión apaisada de la imagen tal y como se imaginó en el campo.
Vallés occidental (Barcelona).
Nikon F4s, 500 F4.5, polarizador, trípode, Velvia 50, -1EV.
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