Muchas veces así es, nos obsesionamos con grandes paisajes, con las fotografías de los clásicos o de aquellos que nos inspiran, pero a veces esa inspiración ha de estar dentro de nosotros.
En ocasiones un pequeño rincón poco espectacular en su conjunto puede proporcionarnos excelentes oportunidades fotográficas.
En la imagen adjunta, tras estar realizando fotografías de amapolas, con la luz dorada del atardecer, vi como se iluminaba el conjunto de flores en el que estaba trabajando y decidí cambiar de óptica a un gran angular.
El grupo que aparece en primer plano apenas subia un palmo del suelo, así que un encuadre bajo permitió integrarlo en la imagen y acentuar la perspectiva.
Por último, el empleo de un filtro degradado neutro evitó que el cielo apareciese sobreexpuesto.
Vallés oriental (Barcelona).
Nikon D2x, Nikkor AFS 17-35 F2.8, polarizador, DN-3, trípode, Raw, ISO 100.
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